La medicina es considerada una de las profesiones más nobles, implica una responsabilidad inmensa. Los médicos desempeñan un papel fundamental en el bienestar de los individuos y las comunidades, poseen conocimientos y habilidades técnicas, con gran dominio científico y una sólida formación en ciencias médicas que les permite diagnosticar, tratar y prevenir enfermedades con precisión, tienen la capacidad de tomar decisiones, utilizan el razonamiento clínico para resolver problemas complejos de salud, incluso en situaciones de urgencia son capaces de tener calma y ecuanimidad para hacer lo mejor por su paciente, mantienen una actualización constante ya que la medicina evoluciona rápidamente y están comprometidos con mantenerse al día en los avances científicos y tecnológicos.

Los galenos tienen vocación de servicio, sienten empatía y compasión, escuchan y entienden las preocupaciones de sus pacientes, muestran sensibilidad hacia su dolor y dificultades, su compromiso es tal que dedican tiempo y esfuerzo a mejorar la calidad de vida de sus pacientes, incluso fuera del horario laboral; siempre van en defensa de los vulnerables, se convierten en defensores de los derechos de los pacientes, asegurándose de que reciban la atención que necesitan.

El trabajo que desarrollan, muchos de ellos, es tan abnegado que tiene alcance e impacto en la comunidad, hacen promoción de la salud, participan activamente en campañas de prevención de enfermedades y educación sanitaria, promoviendo estilos de vida saludable.

Trabajan para garantizar que las poblaciones más desfavorecidas también tengan acceso a la atención médica de calidad reduciendo las desigualdades.

En situaciones de desastres naturales, epidemias, pandemias o crisis, los médicos son esenciales para salvar vidas y mantener la estabilidad de la comunidad, exponiéndose y arriesgando hasta su propia vida.

Son capaces de desarrollar una gran capacidad de liderazgo y trabajo en equipo con una coordinación interdisciplinaria, colaboran entre profesionales de la salud para brindar una atención integral al paciente, guían equipos médicos y toman decisiones cruciales en escenarios críticos, afrontan situaciones emocionalmente difíciles con fortaleza y profesionalismo. Respetan la confidencialidad, autonomía y dignidad de los pacientes, manteniendo altos estándares éticos.

Trabajan para ofrecer la mejor atención posible, independientemente del contexto socioeconómico del paciente, participan en investigaciones científicas con las que contribuyen al desarrollo de nuevos tratamientos, tecnologías y enfoques terapéuticos, incluso ayudan a formar a nuevas generaciones de profesionales de la salud, transmitiendo sus conocimientos y valores.

El impacto de los médicos no solo se mide por las vidas que salvan, sino también por el alivio del sufrimiento, la mejora de la calidad de vida y la construcción de comunidades más saludables y resilientes. Su trabajo es una combinación única de ciencia, humanidad y servicio.

Conociendo todas las cualidades que posee un médico se nos hace imposible considerar que sería capaz de una persona que juró cuidar a su paciente le pueda causar algún daño. Sin embargo, no todos los médicos cumplen con los estándares éticos necesarios para garantizar un cuidado seguro. En algunos casos, la negligencia, el afán de lucro o incluso la falta de moralidad han convertido la práctica médica en una amenaza potencial para quienes buscan ayuda.

Estos comportamientos ponen en riesgo la vida de los pacientes, dañan la confianza en el sistema de salud y, en los casos más extremos, resultan en tragedias irreparables, increíblemente un médico que debe cuidar de su enfermo por el contrario lo daña, pone en riesgo su vida y a veces hasta la muerte le provoca.

Recientemente el departamento de justicia publicó la noticia de un caso que puso en riesgo de muerte a varios pacientes y otros perdieron la vida; que esto suceda en realidad es difícil de creer, pero sí acontecen en la vida real, no es ciencia ficción y debemos conocer y tener confianza en quien ponemos nuestra vida y la de nuestros familiares, porque puede ser que un día nos toque alguien con el alma enferma y que en el camino haya perdido los valores que conocemos y esperamos de los profesionales médicos, porque sí existe un lado oscuro de la Ética Profesional y aunque es difícil debemos aprender a cuidarnos y protegernos de ello.

Les recomiendo leer la noticia publicada en la página del departamento de justicia de un caso recién resuelto en la corte de Dallas,

 Anestesiólogo de Dallas condenado

 "¡Prevenir errores salva vidas! Comunica, confirma y cuida en cada paso del proceso médico."